
Gran noticia: tal y como puntualmente pudimos leer en dos manzanas, Don Mariano Rajoy Brey, Registrador de la Propiedad de 52 años de edad, ha sido designado por la Junta Directiva del Partido Popular candidato a la Presidencia del Gobierno. Muchos creÃamos que Don Mariano era ya el candidato, pero debÃa ser que no estaba tan claro. En cualquier caso, despejadas ya las dudas, esta noticia nos ofrece una excelente oportunidad de repasar algunos hitos de su más reciente actividad polÃtica, sobre todo en lo tocante a aquello que a gays y lesbianas especÃficamente nos compete. Siempre es bueno hacerlo, pero mucho más en estos tiempos en que la memoria de muchos se vuelve tan cortita como la de los peces.
Para situar su figura en el lugar que le corresponde, especialmente para aquellos muchos lectores de dos manzanas que nos leen desde otros paÃses y desconocen el detalle de la realidad polÃtica española, debo explicar que Don Mariano es el presidente del más importante de los partidos de derecha existentes en España, el Partido Popular (PP). Se trata de una formación polÃtica enorme, que agrupa en un solo partido a un espectro de ideologÃas antaño enfrentadas: desde la extrema derecha, especialmente pujante los últimos tiempos, hasta los conservadores monárquicos tradicionales, al borde de la extinción; desde los democristianos de toda la vida hasta los que se autodenominan a sà mismos “liberales» (debemos aclarar que, en España, éstos son en realidad neocon cuyos modelos polÃticos son Reagan y Thatcher, que nada tienen que ver con lo que en el resto de Europa se entiende generalmente como liberales). Los partidos que tradicionalmente se mueven el ámbito exclusivo de la extrema derecha, una vez fagocitados su terreno y sus votantes por el PP, quedaron restringidos hace años a unas pocas formaciones extraparlamentarias, de carácter más bien anecdótico.
Don Mariano, pues, es un hombre importante en este paÃs. “Por decisión de otro» critican con frecuencia algunos comentaristas, refiriéndose a la circunstancia de que efectivamente fuera designado sucesor a la presidencia de su partido por decisión personal de su antecesor, Don José MarÃa Aznar. Pero el hecho es que ahà está. Y en un paÃs como España, con una tradición ancestral de nombramientos “a dedo», tampoco vamos a rasgarnos las vestiduras por eso.
Conste que Don Mariano no es el único “presidente» del PP. Ese partido dispone, que yo conozca, de al menos otros dos presidentes. Don Manuel Fraga, ministro de Franco e importante personalidad de la dictadura, es el “presidente fundador» del partido. Don José MarÃa Aznar, ex-presidente del Gobierno español que consiguió cierta notoriedad mundial por haberse reunido en Marzo de 2003 en las Islas Azores con Bush y Blair para acordar la invasión de Irak, es su “presidente de honor». Don José MarÃa Aznar, para los que no lo sepan, es también el marido de Doña Ana Botella, concejala del Ayuntamiento de Madrid y digna autora de una brillante frase contra los matrimonios homosexuales que inspiró la creación de este blog. Don José MarÃa sigue siendo, además, una especie de “lÃder espiritual» del partido: el único de sus tres presidentes al que sus militantes, por encima diferencias, veneran.
Pero a dÃa de hoy es Don Mariano el presidente “a secas», que en el PP es el cargo más importante: él es quien manda orgánicamente en el partido. Él es quien, en último término, toma las decisiones y marca lo que el partido hace o no hace. Y eso es importante, muy importante. No en vano el PP, incluso en la oposición, es una formación fuerte, cohesionada, con el mayor número de militantes de entre todos los partidos polÃticos españoles, inmune como ningún otro al poder corrosivo de la autocrÃtica o de la pluralidad interna. Y sus votantes (esto es una observación derivada de mi experiencia personal), con muy pocas excepciones, se movilizan disciplinadamente y sin pereza alguna elección tras elección. Incluso son capaces de votar a candidatos que detestan si el partido asà lo quiere. Es evidente, y porqué no decirlo, admirable, el hecho de que conocen la importancia de cada voto, de cada elección, de cada institución. Por si fuera poco, el PP cuenta, además, con el apoyo de una maquinaria mediática poderosa, bien engrasada y con pocos escrúpulos…
Pues bien, teniendo en cuenta este panorama, y habiendo situado a Don Mariano en el lugar que le corresponde, hemos de convenir que si por algo se ha caracterizado tan importante figura, ya desde el inicio de la actual legislatura, es por su férrea oposición a que se viera reconocida la estricta igualdad jurÃdica de gays y lesbianas. Igualdad jurÃdica que, no puede ser de otra manera, incluye el derecho a contraer matrimonio civil en las mismas condiciones que las parejas de distinto sexo, con todos los derechos, deberes y consecuencias que de ello se derivan (la capacidad para solicitar ser padres adoptivos, por ejemplo).
Pero Don Mariano no se ha limitado a ejercer una oposición pasiva a nuestra estricta igualdad jurÃdica, no. Lo ha hecho de forma activa y, a la luz de los hechos, entusiasta. No en vano Don Mariano se convirtió en el héroe por un dÃa de la extrema derecha más homófoba, entre otras cosas, al hacer oficial el apoyo de su partido a la manifestación del 18 de Junio de 2005, manifestación de triste recuerdo en que, para mostrar su rabia contra el hecho de que gays y lesbianas viéramos reconocido nuestro derecho al matrimonio civil, miles de personas recorrieron el centro de Madrid detrás de una siniestra pancarta que rezaba “la familia sà importa»… Siniestra, no por su literalidad, que gays y lesbianas compartimos. Siniestra por lo que significaba: la negación a las familias que gays y lesbianas formamos de su carácter de familia. Nuestras familias no importaban porque ni siquiera reconocÃan su existencia. Se ve que para Don Mariano y los suyos, que se sumaron oficialmente a aquel lema, gays y lesbianas podemos formar, en el mejor de los casos, relaciones estables, parejas, uniones convivenciales… Pero familias verdaderas, familias “como Dios manda»… no, eso no.
Poco importó que en aquella manifestación se nos humillara, que se corearan repulsivas consignas contra los homosexuales, que incluso jóvenes de apariencia neonazi pasearan orgullosos sus camisetas homófobas. Poco importó. Ya se encargarÃan los medios de depurar las imágenes convenientemente, si era necesario. Allà estaba el PP, “donde debÃa estar», pensarÃa Don Mariano, dando su apoyo “a las familias» ¿a cuáles? y haciendo piña con los obispos más ultramontanos. SÃ, allà estaba el PP, representado de forma oficial: orgulloso y sonriente, Don Ã?ngel Acebes, Secretario General del partido, era el portador de tan noble encargo. No estaba sólo, claro está. Entre otros muchos dirigentes de su partido, destacaba singularmente la presencia de Doña Ana Pastor, Secretaria de PolÃtica Social. Un clarificador anticipo de la PolÃtica Social que podemos esperar del PP si Don Mariano gana las elecciones…
Yo personalmente jamás olvidaré como, dos dÃas después, durante la tramitación de la Ley que acababa con nuestra discriminación jurÃdica, el partido que dirige Don Mariano, henchido de satisfacción tras el éxito de la manifestación, se permitió incluso invitar a la Comisión de Justicia del Senado a un conocido defensor del uso de las terapias aversivas como medio para “curar la homosexualidad» en calidad de supuesto experto en el tema. TodavÃa me produce escalofrÃos recordar la sarta de barbaridades que este señor se permitió decir en el Parlamento español, la casa de todos, también de gays y lesbianas. Todos lo recordáis.
Pero no tenÃa bastante Don Mariano con mandar su tropa a la calle y con invitar a expertos al parlamento para detallar “el perfil psicopatológico de las personas con conducta homosexual» (el entrecomillado es frase literal del supuesto experto). No, no era bastante. TodavÃa nos tenÃa preparada una aún mejor: su decisión firme y personal de presentar Recurso de Inconstitucionalidad contra la Ley que, como ya hemos dicho, eliminaba la discriminación jurÃdica de las parejas del mismo sexo en el acceso al matrimonio civil. Recalco lo de firme y personal: Don Mariano mismo, en un acto de reafirmación sin precedentes de los que no abundan en él, dejó bien claro, en nombre del “sentir de muchos españoles» (y porque Dios manda, le falto decir…) que esta decisión era suya y bien suya.
Porque si algo parece tener claro Don Mariano es que la estricta igualdad jurÃdica de gays y lesbianas no tiene cabida en la Constitución. ¡Que somos anticonstitucionales, vaya! Poco importa que el artÃculo 14 prohÃba la “discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social». ArtÃculo que, dicho sea de paso, y sin necesidad de ley de matrimonio alguna, debiera haber permitido el acceso al matrimonio civil a las parejas del mismo sexo desde el mismo momento en que la Constitución entró en vigor. Pero no. Tuvimos que esperar casi treinta años más, hasta que el actual Gobierno, gracias al apoyo de todos los grupos de centro e izquierda del Parlamento español, e incluso de alguna diputada dÃscola de la derecha, decidió por fin plantar cara a Don Mariano y los suyos y eliminar, de forma explÃcita, la última de las discriminaciones legales del periodo constitucional (legales, porque la realidad social es bien distinta. Ahà queda mucho camino por recorrer). Pues ni por esas, allà estaba Don Mariano, garante de la familia “como Dios manda», recurriendo ante el Constitucional, con la esperanza de que el empate que en dicha institución se produce entre los juristas conservadores nombrados a propuesta de su partido y el resto se desequilibre a su favor (cosa que podrÃa muy bien suceder, por cierto).
PodrÃa extenderme hasta el infinito hablando de Don Mariano, pero tampoco quisiera que la lectura de esta carta se os haga eterna. Tampoco parece justo cargar todas las tintas sobre él. Cuentan las malas lenguas que, por ejemplo, la oposición final del PP a la popularmente conocida como “Ley de identidad de género», histórica reivindicación del colectivo transexual, fue en realidad una rabieta de Don Eduardo Zaplana, el fiel escudero parlamentario de Don Mariano, por el hecho de que el grupo popular en el Senado hubiera votado a favor de la ley en una deriva “progre» que ponÃa en cuestión su autoridad. Ah, y recordemos también que a Don Mariano, según nos contó él mismo por televisión, si se le saliera un hijo homosexual, no sólo no lo rechazará, sino que incluso acudirÃa a la celebración de su matrimonio sà éste se lo pide… después de recomendarle, eso sÃ, que cambie de opinión y se conforme con una bonita “unión civil». La generosidad de un padre no conoce lÃmites…
De todas formas, independientemente de la poca simpatÃa que Don Mariano parece profesar a la causa de gays o lesbianas, permitidme una reflexión final sobre su carácter. Como hemos podido constatar a lo largo de sus intervenciones de estos últimos tres años, si por algo se distingue Don Mariano es por su actitud prepotente y su aire despreciativo, singularmente hacia el actual Presidente del Gobierno, José Luis RodrÃguez Zapatero. Presidente del Gobierno que, no olvidemos, recibió el apoyo de casi once millones de españoles, y muchas de cuyas leyes han recibido el apoyo indirecto de varios millones de votantes más de otros partidos de centro e izquierda. Quizá sólo por eso Don Mariano deberÃa ser un poco más humilde y respetuoso… Especialmente si se tiene en cuenta que él mismo fue designado “a dedo» y que después perdió unas elecciones generales frente al mismo candidato al que tanto parece despreciar.
Es cierto que a Don Mariano nos lo quisieron vender en sus tiempos como un moderado. Cosa fácil para cualquier gabinete de imagen, teniendo en cuenta el perfil de su antecesor. Y de imagen entienden mucho en el PP. Pero la realidad es como es, y el tiempo pone a cada cual en su lugar, aunque en ciertos casos ya sea tarde.
En este caso, sin embargo, no sabemos lo que ocurrirá: las espadas están en alto. Don Mariano puede ser el próximo Presidente del Gobierno. La hipótesis no resulta tan descabellada, ya expliqué más arriba el porqué: Don Mariano recibirá siempre y en cualquier caso el apoyo fiel de los votantes de la derecha. Pero lo que ya está claro para todos, gane o pierda, es el terreno en el que Don Mariano se siente cómodo. En el extremo derecho, cerca del Foro de la Familia y de los obispos. Ahora sabemos porqué lo eligió su antecesor: no porque sea un personaje fácil de manejar desde la sombra, como muchos comentaristas proclamaban de forma poco respetuosa con su figura. No. Lo eligió porque es uno de los suyos.
“Yo haré un gobierno como Dios manda», decÃa Don Mariano el dÃa que fue designado candidato por su partido. Sólo esta frase ya produce inquietud, especialmente a los que somos gays o lesbianas… Bien sabéis que los mandatos de Dios nunca nos han beneficiado especialmente. Y no sé si el PP puede hacer 50 gobiernos mejores que los de ZP, como él dice. Lo que sà tengo claro, y en eso coinciden incluso muchos de sus propios votantes con la boca pequeña, es que es posible encontrar, no 50, sino 500 lÃderes mejores que Don Mariano que los encabecen.
Aunque no por eso dejarán de votarlo.
Flick