martes, mayo 20, 2025
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El (falso) camino de baldosas amarillas

Una carta para dosmanzanas.com

El PP ha ganado en Chueca, dicen por ahí, con 789 votos más que la suma de PSOE e IU. Chueca es un barrio con muchos homosexuales, o eso dicen, ¿no? Por lo tanto, el PP ha ganado entre los homosexuales. Bajo este análisis tan irrisorio como simplista, ha circulado en los últimos días un ¿estudio? sobre el voto de gays y lesbianas en las pasadas elecciones municipales y autonómicas.

La proclamación unilateral de la monarquía PPopular en el reino de Chueca vino de la mano de un blogger homosexual, lector de este blog, que vivió sus warholianos quince minutos de fama cuando el diario ‘on line’ Libertad Digital recogió sus afirmaciones en una noticia de portada, asegurando que el PP había ganado entre los homosexuales, y tal, y tal. Para ello aportaba las votaciones dentro de una zona delimitada considerada como Chueca.

Es curioso comprobar cómo el blogger ya se había apresurado a anunciar la victoria del PP en Chueca apenas unas horas después del cierre de los colegios electorales (madrugada del 27 al 28, post publicado a las 02.48 horas), cuando aún contaba sólo -como él mismo reconoce, sin pudor- con datos del distrito Centro, que cualquiera que conozca un poco la capital sabe que engloba lugares como la Plaza de Oriente, la Plaza Mayor o la Plaza de Santa Ana, a varios euros de taxi de Chueca.

No resulta del todo serio empezar un estudio por la conclusión, pero quizá ser liberal significa ser libre para rediseñar las reglas del juego.

Como bien aportó elputojacktwist, también podría haberse analizado el resultado apuntando que en el barrio en el que residen más homosexuales -suponiendo que dicha presuposición sea verdad-, la victoria del PP es unos puntos inferior que en el resto de la capital y zonas limítrofes.

Porque de lo contrario nos estaremos apoyando en que todos, o casi todos, los residentes en el barrio de Chueca son homosexuales, lo cual ronda el delirio. En el caso previo de hacer la relación con el distrito Centro, el asunto toma color, ya que convertiría todo el centro de Madrid, desde Cibeles a Plaza España y desde la glorieta de Bilbao a Huertas, en un gran parque temático gay y lésbico. Aserejé, Sodoma sin Gomorra y Viva la Pepa, todo junto.

Aún así, el blogger en cuestión no tiene mayor responsabilidad que la de su propio orgullo como persona/ente virtual: lo grave es lo otro, que un medio de la repercusión de LD utilice una visión tan finalista y mutilada de la realidad para una afirmación categórica que no está basada en dato sociológico alguno -el autor cuando menos no los aporta-.

Federico Jiménez Losantos, el gurú de la episcopal emisora COPE, terminaba su columna del lunes en EL MUNDO con la palabra ‘trola’. Hablaba del 11-M y la tan manoseada teoría conspiranoica del complot, con la vehemencia acostumbrada. Y es que el mayor peligro para un trolero/trilero no es que te pillen: es creértelo.

En la naturaleza humana está la maravillosa capacidad de evocar, construir y desarrollar mundos y universos paralelos, de forma inocente o no. Desde las representaciones secuenciales de las pinturas rupestres a ‘Second Life’, pasando por todo tipo de construcción mítica o creación artístico-literaria. O, directamente, convirtiendo la falacia como vehículo del discurso. Lo primero es creación, lo segundo es incitar a la reacción.

El antiperiodismo de la trola losantiana, que LD eleva a arte, va más allá. No se trata de manipular las pasiones del imaginario colectivo, que ya sería reprobable, sino de ir un poquito más lejos: hacer creer que la tierra de Oz existe y que, pase lo que pase, el prediseñado camino de baldosas amarillas es el ÚNICO posible.

O lo que es lo mismo: la realidad, y sus molestos matices, nunca deben fastidiar un titular redondo y adecuado a tu ‘target’.

Por eso, en apenas siete días, la web puede proclamar que los homosexuales españoles son del PP apoyándose en el ejemplo anteriormente descrito, asegurar que Educación para la Ciudadanía incluirá el cómic gay ‘Ali Babá y los 40 maricones’ -aunque el Ministerio lo desmienta y sitúe el origen del link de su web en 2001-, o volver a acusar a Pedro Zerolo de no condenar los crímenes homófobos en países islámicos apenas un día después de que hable de Pakistán o diez más tarde de que la sección de Movimientos Sociales del PSOE aborde el tema en un comunicado.

Pero el camino a Oz es el que es, y eso no distrae a los seguidores de la trola losantiana. Porque la vida es más bonita si uno la dibuja a su antojo. En el fondo el discurso de estos autoproclamados liberales es de un romanticismo abrumador: sé libre, todo da igual, la realidad es maleable.

Y es que el día a día es más llevadero cuando tan sólo hay que seguir el marcado camino de baldosas amarillas. Over the rainbow, pero el suyo. Rumbo a un falso Oz, sin que nada te distraiga.

Diego B.
Periodista

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