El vestuario de color rosa

El vestuario de color rosa
Patricia Nell Warren
Editorial Egales (libro cedido por Berkana)

Si compras este libro pensando en que por fin vas a descubrir al famoso jugador del Real Madrid del que se rumorea desde hace años que es homosexual, estás equivocado. Porque “El vestuario de color rosa» es un ensayo sobre atletas LGTB desde la Edad del Bronce, pero no llega al Real Madrid de hoy: acaba con la ineludible Navratilova. Paciencia, todo es cuestión de tiempo. Ya saldrá.

La autora (que escribió también la exitosa “El corredor de fondo» y sus secuelas) publicó los artículos aquí recopilados en Outsports (ruego encarecidamente pinchar el enlace y ver las galerías de fotos) y es una gran amante del deporte y la historia de los derechos LGTB. Patricia Nell Warren comienza con Aquiles y Patroclo, Juana de Arco o el duque de Buckingham y continúa con una serie de personajes algo más desconocidos para el lector hispano, aunque no menos interesantes: pioneros de la aviación como Amelia Earthart (cuyo cadáver es todavía objeto de una apasionante búsqueda por el Pacífico) o Alberto Santos-Dumont (que volaba sobre París en su globo monoplaza y se detenía en las terrazas a tomarse un café), atletas del mundo de la hípica, el golf, el boxeo (la fascinante historia de Wilhem von Homburg), que acabó haciendo de villano en películas tan “imprescindibles» como La Jungla de Cristal o Cazafantasmas 2 o el patinaje artístico (y la pandemia del SIDA).

Algo más conocida es la peripecia vital de la lanzadora de jabalina y poeta Ana María Martínez Sagi, que ya fue biografiada por el ínclito Juan Manuel de Prada en “Las esquinas del aire».

Quizá la parte más interesante sea la dedicada a las pruebas de verificación de sexo en las competiciones internacionales: las femeninísimas atletas americanas observaban atónitas a las machorras y velludas atletas de la Rusia pre-perestroika, que se llevaban de calle todas las medallas relacionadas con la fuerza física, sin que nadie les hubiera echado ni una miradita por debajo de la falda. Controvertido tema, sin duda: cuando se generalizaron los análisis de ADN la comunidad científica internacional se sorprendió ante la gran variedad de sexos de la especie humana, que hasta entonces se reducía a ser XX o XY. Apareció de todo: XYY, XXY, X con un trocito de Y. Como la vida misma.

Así llegamos a las hermanas Tamara e Irina Press que lograron batir todas las marcas y llevarse todas las medallas, y que acaba con la casi desaparición de sus nombres de la historia del deporte (y con las dos muchachas olvidadas en algún lugar de Ucrania, no se sabe si convertidas ahora en fornidos descargadores de muelles). O a la fascinante vida de Erik Schinegger, el hombre que fue campeona del mundo de esquí, pues al nacer su pene había sido confundido con un clítoris y sus testículos con hernias. Para flipar.

Muchas historias, muchos nombres, muchas (a veces demasiado prolijas) descripciones sobre reglas de deporte, muchos caminos sin explorar abiertos a futuros investigadores y una enorme curiosidad por salir corriendo a Google para verle la cara a los personajes que se cambian de ropa este vestuario de color rosa.

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