Garçon Stupide

Garçon Stupide (Suiza, 2004)
Lionel Baier
Pierre Chatagny, Natacha Koutchoumov, Rui Pedro Alves

A Fernando Fernán Gómez y Maurice Béjart, que son inmortales.

Por uno de esos milagros de la distribución, como ya informamos la semana pasada, se estrena con unos añitos de retraso la primera película de Lionel Baier, que pudimos ver en Lesgaicinemad 2005, y cuya segunda película (“Comme des voleurs«) hemos visto en Lesgaicinemad 2007.

Un chaval trabaja en una fábrica de chocolate cerca de Lausanne, junto a un lago rodeado de montañas nevadas. Pero no está el abuelito, ni copito de nieve. Bueno, un abuelito sí que hay, pero le paga no sé cuantos francos para que se la chupe. Vamos, que esto no es Heidi. Esto es la Suiza del siglo XXI.

Así que Loïc, que así se llama el mozo, se dedica a chatear por internet y conocer a hombres con los que tiene relaciones sexuales de forma desenfrenada, y esa es su forma de conocer el mundo. Esa y un Petit Larousse que le informa de las palabras que casualmente se lanzan entre polvo y polvo, o durante las conversaciones que mantiene con su compañera de piso (Natacha Koutchoumov, tremendamente cercana, todo un descubrimiento y que también protagoniza “Comme des voleurs«). Palabras como Hitler, impresionismo o blasfemia. Loïc observa las malformaciones de los fetos del Museo de Ciencias Naturales en el que trabaja su amiga y los fotografía con el móvil de la misma forma que fotografía los piercings de sus amantes, con la curiosidad de un entomólogo.

Un día Loïc conoce a Lionel (llamado casualmente como el director), y Lionel no está interesado en llevárselo a la cama sino en conocerle a fondo. Entonces Loïc descubre a través de Lionel que existe el arte, que él mismo puede ser un artista con sus fotos, y que hay una cosa que se llama amor, que es difícil de explicar, porque no se sabe hasta que no se siente. Y el diccionario tampoco le sirve para eso. Loïc se da cuenta de que hay gente que no sólo se dedica a ir por ahí follando con desconocidos, sino que pasea junta y duerme junta.

De repente, un día, entre los periódicos deportivos, o cambiando de canal tirado en sofá, aparece un jugador de fútbol portugués. El Petit Larousse no es suficiente para explicar las mariposas en el estómago. Y entonces viene la escena en la nieve, tan deslumbrante y tan bella como la de Yossi & Jagger. Y el propio Lionel Baier que aparece también al final, subido en una noria y dando vueltas, tan desorientado quizá como Loïc: pero en esa noria llega por fin lo que ambos andaban buscando. Y Rachmaninov por ahí, tan romántico.

No es una película perfecta, pero es estimulante, arriesgada y emotiva. Esperemos que el estreno de “Garçon Stupide» no sea más que el presagio del futuro estreno de “Comme des voleurs«.

elputojacktwist