La justicia británica rechaza que los funcionarios puedan negarse a celebrar uniones civiles

Una corte de apelación del Reino Unido ha confirmado el despido de Lillian Ladele, una funcionaria que se negó a registrar una unión civil entre dos personas del mismo sexo, y que por dicho motivo fue despedida por las autoridades municipales de Islington, al norte de Londres. La funcionaria despedida pretendía acogerse a un supuesto derecho de «objeción de conciencia» y había alegado que su despido era fruto de una «discriminación por motivos religiosos».

El tribunal de apelación ha corregido la decisión del tribunal de primera instancia, que en un principio había dado la razón a Ladele, determinando que la funcionaria no fue despedida por sus creencias religiosas, sino por rechazar la celebración de una ceremonia de unión civil a la que los contrayentes tenían derecho. Según la sentencia, ella no ha sido fruto de discriminación, sino que por el contrario fue ella la que discriminó a dos conciudadanos en base a su orientación sexual.

Los representantes del municipio de Islington han manifestado su satisfacción, afirmando que «la sentencia clarifica la necesidad de que los empleados públicos actúen de una forma no discriminatoria en lo que se refiere a sus funciones como tales».

Lillian Ladele, que cuenta con el apoyo de diversos grupos religiosos, ya ha anunciado su intención de recurrir.

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