Last Days (EEUU, 2005)
Gus Van Sant
Michael Pitt, Lukas Haas, Asia Argento
«Prefiero que la gente me odie por ser quien soy a que me ame por lo que no soy«, Kurt Cobain.
Tras dos años de retraso en su estreno, por fin podemos ver “Last Days«, que recrea los últimos dÃas de una estrella de rock inspirada en Kurt Cobain, muerto de éxito antes de cumplir los treinta como Sid Vicious, Jim Morrison o Ian Curtis.
Last days, lejos de los biopics televisivos de domingo por la tarde, procura acercarse a lo que realmente pasó esos dÃas en la vida de Cobain, si es que eso es posible. No hay conversaciones transcendentes que al final queden explicadas a la luz de los hechos, ni se aventura un solo motivo que pudiera haberle inducido al suicidio (ni siquiera llegamos a ver el suicidio, dejando abiertas más posibilidades): sólo algunas conversaciones telefónicas, la visita de un vendedor de páginas amarillas que no sabe que está hablando con un Ãdolo mundial, un par de inocentes gemelos mormones con sus biblias, un detective privado enviado por la futura viuda de América (su mujer Courtney Love) y al final su propia mujer (interpretada por Asia Argento, la hija de DarÃo Argento).
En un entorno brumoso junto a un lago gris, rodeado de árboles gigantescos y hojas caÃdas, en una casa demasiado grande y frÃa, el artista ahogado en alcohol y drogas (y éxito) deambula murmurando por un paisaje bellÃsimo pero desolador, arrastrando su fragilidad de muñeco roto. Murmura, efectivamente: durante hora y media solo oÃmos murmullos casi incomprensibles (tiemblo al pensar en el doblaje al castellano).
Siguiendo con la experimentación casi documental que Gus van Sant inició en “Gerry» o “Elephant» (sobre los sucesos de Columbine, para mà su mejor pelÃcula, con la que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes), repitiendo escenas desde puntos de vista distintos, casi sin diálogo, el director de otras joyas como “Drugstore Cowboy», “Mi Idaho privado», “Even cowgirls get the blues» (odio su tÃtulo en castellano), o las más exitosas “El indomable Will Hunting» o “Todo por un sueño», se adentra en el peligroso terreno de la creación y culmina su etapa más personal y difÃcil.
La escena final, con el alma desnuda del artista elevándose al cielo, no es más que el reconocimiento póstumo que van Sant hace al cantante, como el milagro con que termina “Rompiendo las olas» de Lars von Trier. Dura, sin concesiones, frágil, incomprensible, sublime (el momento de la canción con la guitarra y la voz desgarrada de Michael Pitt como epitafio es estremecedor), como el propio Cobain.
He de advertir, aún asÃ, que el 95% de las personas que vean “Last days» considerarán que es un absoluto coñazo.
(Para fetichistas: Lukas Haas – el niño de Unico Testigo – protagoniza un revolcón con el actor Scott Green)