Ludwig Wittgenstein y David Pinsent
Justus Noll
Muchnik Editores
«El sentido del mundo tiene que residir fuera de él«, Ludwig Wittgenstein.
No creo que sea este medio el más idóneo (ni yo el más adecuado) para explicar las fundamentales aportaciones de Ludwig Wittgenstein al pensamiento del siglo XX. Asà que a los interesados les remito a su Tractatus logico-philosophicus. El libro que nos ocupa, sin embargo, es una biografÃa desde cuyo tÃtulo se nos invita a adentrarnos en la parte más oculta de la vida del filósofo: su “amistad» con el matemático David Pinsent. Y pongo amistad entre comillas porque ya es hora de empezar a llamar a las cosas por su nombre. Ludwig Wittgenstein era homosexual, (y tres de sus hermanos, que acabaron suicidándose) como otros nombres fundamentales en la historia del pensamiento, la filosofÃa, la economÃa o las matemáticas (no todo va a ser música y ballet) y cuyas biografÃas completas nos han sido robadas alegando el pretexto de “eso pertenece a la vida privada»: John Maynard Keynes, Alan Turing, Michel Foucault, John Forbes Nash (cuya homosexualidad fue ocultada de forma hipócrita en la exitosa “Una mente maravillosa«) y muchos otros nombres entre los cuales se encuentra Ludwig Wittgenstein.
Wittgenstein nace en Viena en 1889. En 1911 el filósofo llega al Trinity College y se introduce en el cÃrculo de Bertrand Russell (y en la sociedad de los Apóstoles, homosexuales en su mayorÃa), conociendo a David Pinsent, con el que decide pasar las vacaciones viajando por el interior de Islandia en 1912 y Noruega en 1913 (paÃs al que finalmente se retirará Ludwig para pensar). Será durante estos viajes cuando Ludwig Wittgenstein madura su Tractatus logico-philosophicus (ayudado por las inquisitivas preguntas de un David que quizá no estaba a su altura intelectual pero que indudablemente le animó a seguir por el camino correcto). Y también cuando Ludwig manifestará sus ataques de ira que sólo un buen “amigo» habrÃa sido capaz de soportar.
“El método correcto de la filosofÃa serÃa propiamente éste: no decir nada más que lo que se puede decir, o sea, proposiciones de la ciencia natural». “De lo que no se puede hablar, hay que callar».
Pero estalla la guerra y los “amigos» tienen que marchar al frente….en bandos contrarios. No volverán a verse, puesto que David Pinsent muere en 1918 en un accidente de aviación, probando un prototipo. Wittgenstein le dedicará su Tractatus. Del periodo que transcurre durante la guerra, sólo algunas cartas en clave y alguna declaración de amor del estilo: Existe x tal que si x tiene la propiedad f, entonces x=a (que el autor del libro nos traduce como: “tú eres único en el mundo»).
Justus Noll, el autor, es musicólogo, matemático y programador. Para saber más del filósofo, no está de más revisar la pelÃcula que un genio como Derek Jarman realizó sobre él: Wittgenstein. Y una anécdota que resume su filosofÃa: frente a un papel con tres manchas de tinta, Russell dice: “Hay, al menos, tres cosas en el mundo«. A lo que Wittgenstein contesta: “Admito que hay tres manchas de tinta sobre el papel, pero nada puede decirse a partir de ellas sobre el mundo en general«.