Shortbus (EEUU, 2006)
John Cameron Mitchell
¿Por qué los perros están todo el dÃa chupándose los genitales? Porque pueden. Este viejo chiste podrÃa servir para explicar por qué John Cameron Mitchell ha dirigido este ejercicio automasturbatorio: porque después de esa joya llamada «Hedwig and the Angry Inch» puede hacer lo que le dé la gana. Al menos por un tiempo.
Una terapeuta sexual chino-canadiense anorgásmica con un huevo-vibrador que su marido maneja por control remoto, una pareja gay formada por un suicida y un chico que ama a todo el mundo, que se convierte en trÃo y casi en cuarteto por el vecino voyeur que les espÃa, una dominatrix demasiado sensible que tiene la desgracia de llamarse como una famosa actriz, un local al que acuden a dar rienda suelta a sus pasiones: Shortbus tiene todos los ingredientes para convertirse en la pelÃcula favorita de George Bush. Y es que la escena en la que los tres guapÃsimos chavales cantan el himno americano con la boca llena de….lo que sea, es absolutamente inolvidable (por no hablar del expresionismo abstracto de la corrida en el Pollock).
¿Hay alguna solución? ¿Si la dominatrix apalea al marido de la china anorgásmica o se lo monta con ella, si la china se dedica al sexo en solitario o a los trÃos para encontrar su orgasmo perdido, si el voyeur se lÃa con el suicida, si el suicida permite que alguien le penetre, si su novio se enrolla con el chico más guapo del barrio, si éste acaba con el voyeur? La solución no es una lluvia de ranas (no, más Magnolia no) pero sà un monumental orgasmo que apaga las luces de toda Nueva York.
Me encantarÃa conocer la opinión de Woody Allen tras ver esta revisión del siglo XXI de su Manhattan, una visión post 11-S de una Nueva York herida de muerte que resurge de sus cenizas. Porque la pelÃcula no busca sólo el escándalo fácil, sino que ahonda en las posibilidades de Nueva York para reinventarse, para salir fortalecida del fin del sueño americano. Probablemente John Cameron Mitchell tampoco irá nunca a recoger el Oscar, pero pasará la noche de la gala tocando también el clarinete, como Allen, o tocando cualquier otra cosa.
Atención: esta pelÃcula está llena de sexo explÃcito heterosexual. Puede herir la sensibilidad de alguno de los espectadores. También hay sexo homosexual, pero de ese ya estamos curados de espanto.
Más en dosmanzanas: reseña de Diego, nota del estreno.
(hoy hace un año que empecé a colaborar en dosmanzanas. Gracias Xavi, por todo).